Notas sobre el cerezo

El cultivo del cerezo es muy dependiente del clima.

Durante el invierno, necesita una cantidad de horas frío (se denomina hora frío aquella cuya temperatura está por debajo de 7 ºC) cercana a las 800-1000 horas. Este es el motivo por el cual el cerezo, no se dan en sitios más cálidos, como las costas españolas o zonas subtropicales.

Una vez satisfechas esas necesidades de frío, el cerezo necesita ya temperaturas más suaves que vayan propiciando la floración.

IMG_0114_1Este es otro momento crítico en cuanto a temperaturas se refiere. Una bajada por debajo de los 2 grados bajo cero, dañaría prácticamente el 100 % de las flores. Por el contrario, temperaturas diurnas altas, cercanas a los 20 ºC, dificultan el proceso de la polinización.

El cerezo suele ser auto-infértil, es decir, el polen de su misma flor no es capaz de fecundar a sus óvulos y en consecuencia esa flor no terminará en fruto.

Por eso, se suelen asociar distintas variedades en un mismo huerto. Además de que todas ellas florezcan a la vez, es necesario el concurso de algunos insectos (principalmente la abeja) que transporten ese polen de un árbol a otro y logren así la fecundación  de la flor.

Así, el entorno en donde se cultiva el cerezo, debe estar libre de restos de productos químicos que afecten a la abeja. img_0099Es importante controlar que estos productos tóxicos, no se apliquen en cultivos vecinos que pueda haber en la zona, ya que en los últimos años se viene observando un despoblamiento en las colmenas de estos insectos.

La abeja sale a libar y luego no es capaz de reconocer el camino de vuelta a la colmena, muriendo al pasar la noche a la intemperie.

Aunque no se sabe con certeza, parece que los culpables de este fenómeno son los insecticidas derivados de la nicotina.

Así pues, estos están totalmente proscritos en los lugares en donde se cultive este frutal.

Una vez fecundada la flor, el pequeño fruto se desarrolla a velocidades de vértigo. La cereza es el “Usain Bolt” de todos los frutales de hoja caduca. En menos de 50 días pasa de ser una flor a un apetitoso fruto listo para comer.

Durante esta fase de crecimiento, de nuevo la temperatura es fundamental. Una fuerte alternancia entre las temperaturas del día y la noche, son las adecuadas para obtener un fruto equilibrado entre azúcares y acidez.

Esta alternancia de temperaturas, en nuestras latitudes se consigue por la altura y así, la cereza de sitios llanos, tiene un sabor más “plano” que las cerezas de montaña.

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En nuestra explotación, tenemos suficientes horas de frío en invierno, luego una primavera suave y al estar situados a más de 600 m. ciertamente hay esa alternancia de temperaturas, tan favorable para el buen sabor de nuestra cerezas.

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